Iglesia de Santa María

El edificio presenta planta rectangular y una severa torre de campanas en su fachada del s. XIX –muy desornamentada– cuya principal singularidad es su excepcional cantería y la cubierta en forma de pirámide. La arquitectura medieval del edificio original, datable a finales del s.  XII, se conserva únicamente en los muros Norte y Sur. En este último se abren ventanas saeteras estrechas y alargadas, además de una puerta secundaria sin tímpano, hoy tapiada, con doble arquivolta de medio punto sobre jambas cortadas en arista. En esta misma fachada meridional vemos rudos canecillos geométricos sustentando el alero, así como una serie de ménsulas de granito que debieron soportar un pórtico de madera.

El altar mayor

Situado en la cabecera del templo y protegida por una cubierta a cuatro aguas de pizarra, destaca por su localización en ángulo, consecuencia de un traslado derivado de la construcción de una nueva capilla en el muro norte del ábside en la primera mitad del s.  XX.
 
El retablo aparece presidido por la imagen barroca de Santa María de la Asunción, y en él sobresale también una imagen de una Virgen articulada dotada de unas bisagras que le permiten mover los brazos.

A destacar también la mesa de altar barroca labrada íntegramente en granito, que se presenta ricamente decorada con ángeles, leones rampantes y motivos vegetales, marianos, cristológicos y santiaguistas.

La iglesia conserva restos románicos del s. X de tradición germánica en una original ventana de doble arco de herradura que podemos ver en el exterior del ábside. Los arcos aparecen divididos por una columna monolítica con un capitel decorado con hojas nervadas y un círculo central.

El arco de herradura

Es muy característico de la arquitectura árabe pero aparece también en ejemplos anteriores. En Galicia tenemos pocos ejemplos por la endeble influencia morisca, mas sí aparece en algunas construcciones como la Iglesia de Santa Comba de Bande (Ourense), o en los restos de la Iglesia visigótica de  Panxón (Nigrán, Pontevedra), ambos del siglo VII y de estilo prerrománico. Las ventanas geminadas de arquitos de herradura remiten a una vida religiosa eremítica datable en época altomedieval que también podemos denominar “suevo- visigoda”.